Guía de Apocalipsis 7.-

Los 144.000 sellados

“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, 3diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios”.
vs. 1-3.

Se produce un lapso en medio de los juicios, y más propiamente entre la apertura del sexto y séptimo sellos. Lo que el apóstol Juan pudo ver es a cuatro ángeles de Dios, como los encargados de derramar los juicios expresados en la destrucción del mar, la tierra y los árboles. Será a éstos espíritus eternos que el Señor, en el tiempo de la Gran Tribulación, les dará el poder de hacer daño a la tierra y al mar, y de esta manera ser los ejecutantes de la voluntad de Dios. Es por esta palabra que sabemos que la Gran Tribulación será un periodo muy terrible de juicio divino y devastación, que abarcará los cuatro ángulos de la tierra, es decir, toda la tierra en su conjunto.
“…Vi también a otro ángel…y tenía el sello del Dios vivo…” vs. 2. Antes de que los ángeles continúen con los juicios de parte de Dios, aparece otro ángel llevando el sello del Dios vivo y proceder a sellar a los siervos del Señor.
El sello se manejaba en el tiempo del apóstol Juan, como instrumento o anillo que estampaba una marca de identificación del propietario sobre lo que le pertenecía. Por tanto el sello de Dios sobre los que han recibido a Jesucristo como Señor y Salvador de sus vidas, los identifica como pertenencia de Dios y que se encuentran bajo su cuidado. Esto mismo sucede hoy con los que pertenecemos a la iglesia del Señor Jesucristo.
En Efesios 1:13-14 dice: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.
“…hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios…”vs.3. Es muy necesario notar la expresión siervos, de estos que serán sellados en el inicio mismo de la Gran Tribulación. Se trata de judíos mesiánicos o judíos convertidos al Señor Jesucristo, habiéndolo recibido como Señor y Salvador y por ello son sellados. Tendrán la comisión de evangelizar primero a sus hermanos de raza inconversos extendidos en toda la tierra, y también al resto de los gentiles o no judíos. Advertirán sobre los juicios divinos que se irán dando a fin prepararlos para la Segunda Venida del Señor Jesucristo con su iglesia, luego de la Gran Tribulación, la semana setenta o los últimos siete años de la era presente. Como resultado de la predicación de los 144.000 judíos habrá:
• La conversión de un remanente judío y que será guardado y protegido por el Señor, en el desierto, durante el tiempo de la Gran Tribulación
Un grupo del pueblo judío se convertirá en el transcurso de la Gran Tribulación y reconocerá al Señor Jesucristo como Señor y Salvador y luego de la Gran Tribulación entrarán al Milenio o Reino Mesiánico en la tierra con cuerpos mortales. La palabra profética registra que el propósito del Señor es el de reunir a sus escogidos de entre el pueblo de Israel, a fin de que se cumpla la profecía de que Israel como identidad nacional será cabeza de naciones en el reino milenial.
En Zacarías 12:10, dice: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”.
En Romanos 9:27 dice: “También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo”.
En Isaías 2:3 dice: “Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”.
• La conversión a la fe del Señor Jesucristo de gentiles o no judíos producto de la predicación de los 144.000 judíos mesiánicos. Estos también son llamados “escogidos”.
En Mateo 24:31, dice: “Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.

“Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 5De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. 6De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. 7De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. 8De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados” vs. 4-8

“…de los hijos de Israel…”. Vs. 4. La palabra profética registra claramente y en detalle que los 144.000 que serán sellados son judíos y pertenecientes a las 12 tribus de Israel. De ninguna manera puede tratarse de la iglesia del Señor, ya que para entonces habremos sido arrebatados por el Señor y llevados a la casa del Padre. En ninguna parte las Escrituras enseñan que la iglesia del Señor Jesucristo haya reemplazado a Israel como pueblo de Dios. La palabra profética claramente anuncia la futura restauración nacional de Israel en tiempo del Reino Mesiánico. Ver: Isaías 2:1-4.
“…de la tribu de Judá, doce mil sellados...”. vs. 5. La lista de las tribus de Israel la encabeza Judá. Nuestro Señor Jesucristo, como raíz y linaje de David, de la tribu de Judá, en su primera venida cumplió con la profecía dada en el Antiguo Testamento de que el cetro quedaría en la tribu de Judá.
En Génesis 49:10 dice. “ 10 No será quitado el cetro de Judá,
Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos”.
Siloh, es una expresión que significa al que le corresponde llevar (el cetro).
Ver: Apocalipsis 5:5
Otro aspecto es que en la lista no aparecen dos tribus: Dan y Efraín. El motivo podría estar en que estas dos tribus cayeron ambas en terrible idolatría, al permitir en sus territorios, santuarios a dos becerros en los días del rey Jeroboam.
Ver: 1 Reyes 12:28-31.

Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” vs. 9.

Esta gran multitud no puede ser la iglesia del Señor Jesucristo, ya que la misma para entonces habrá sido arrebatada o librada por el Señor de la Gran Tribulación.
En Apocalipsis 3:10 dice: “10Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra”.
Nótese que la promesa del Señor es de librar...de la hora de la prueba…y no…en medio de la hora de la prueba.
Como resultado de la predicación de los 144.000 judíos mesiánicos, tanto a judíos como a gentiles habrá una gran cantidad de convertidos. Esta predicación acontecerá después del arrebatamiento de la iglesia del Señor, por lo que todos estos santos (cristianos), a medida que transcurra la Gran Tribulación deberán con extraordinario esfuerzo mantenerse firmes en la fe del Señor Jesús, aún llegando en este propósito a la misma muerte. La profecía registra que irán subiendo a la presencia del Señor, conforme transcurra este difícil periodo.
“…vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos…” vs. 9. Denota las vestiduras de justicia que nuestro amado Señor Jesucristo proporciona a aquellos que por la fe lo reciben como Señor y Salvador, Ver: Romanos 5:18, Efesios 6:14, así como las palmas en las manos como señal de victoria, gozo y festividad.
Ver: Juan 12:12-13.
En Levítico 23:40 dice: “Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días”.

“Y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 11Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos”
vs. 10-12.

En el cumplimiento de la semana setenta o los últimos siete años de la era presente habrá predicación del Evangelio Eterno. Ver: Apocalipsis 14:6. La palabra profética señala que además de los 144.000 judíos mesiánicos, aún ángeles el Señor utilizará para anunciar las Buenas Nuevas en ese tiempo de Gran Tribulación. Producto de esta predicación el apóstol Juan pudo ver una multitud de personas de todas las naciones, pueblos, lenguas etc. los que irán resistiendo la persecución que se desatará en ese tiempo a nivel de toda la tierra y por su fidelidad y perseverancia van saliendo de esta terrible prueba, hallándose luego gozando de la bendita presencia del Señor, uniéndose a la adoración angelical.
“…la bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza sean a nuestro Dios…” vs. 12. Los veinticuatro ancianos que se encuentran delante del trono juntamente los cuatro seres vivientes o seres angelicales de alto rango, exclaman al unísono y se postran delante del trono en señal de total sujeción. La bendición, gloria, sabiduría, acción de gracias, honra, poder, fortaleza, son expresiones de fe y hechas con toda convicción que debe contener una verdadera alabanza y adoración al Dios Todopoderoso Creador del cielo y de la tierra. Aunque esto sucede continuamente en el cielo, debe de servir de ejemplo para su iglesia en la tierra.

“Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” vs. 13-14.

Por este pasaje se confirma que la multitud no se trata de la iglesia o novia del Cordero que ya fue arrebatada. Se trata de personas que: o no pudieron participar del rapto de la iglesia por tibieza espiritual, Ver: Apocalipsis 3:16, o se trata de cristianos recién convertidos, entre los que se cuentan judíos y gentiles. Estos afirmarán su fe en el Señor, pero tendrán que pasar este terrible tiempo de prueba. Conforme vayan muriendo suben a la Bendita Presencia como victoriosos.
“…¿quiénes son, y de dónde han venido?...vs. 13. Es notable cuando a la pregunta de uno de los ancianos al apóstol Juan en relación a la identidad de los que componen la multitud el apóstol no puede reconocer a ninguno de ellos por lo que discernimos que le son totalmente desconocidos. No hubiese ocurrido tal cosa si se tratara de la iglesia arrebatada, ya que Juan hubiese podido reconocer a muchos de los que habían sido sus consiervos en la tierra. Por ello el anciano le tiene que aclarar sobre la identidad de esta gran cantidad de gente que va saliendo de la Gran Tribulación.
La Nueva Versión Internacional-99, nos ayuda en la mejor comprensión de este pasaje bíblico.
En Apocalipsis 7:13-14 dice: “Entonces uno de los ancianos me preguntó: Estos que están vestidos de blanco, ¿quiénes son y de donde vienen? Eso usted lo sabe, mi señor, respondí. El me dijo: Aquellos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero”. NVI-99.

“Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos”
vs. 15.

En el Antiguo Testamento, se registra la orden que fue dada por Dios a su siervo Moisés, de levantar un Tabernáculo de Reunión o santuario en el desierto donde salieron luego de que el Señor los libró de la esclavitud de Egipto con mano fuerte. En su marcha rumbo a la Tierra Prometida, los judíos eran guiados en forma permanente por el Señor. Es necesario recordar que todo lo que le fue mandado hacer a Moisés era como figura y sombra de lo que existe en el tercer cielo o morada de Dios. Por tanto el Tabernáculo siempre representó la bendita presencia del Señor en medio de su pueblo. La Palabra de Dios enseña que el Señor buscó siempre manifestar su presencia en medio de su pueblo adquirido por El, su pueblo santo. Ver: Éxodo 25:8.

“Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 17porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” vs. 16-17.

“…ya no tendrán hambre ni sed y el sol no caerá más sobre ellos…” vs. 16. Denota que en el tiempo terrible de la Gran Tribulación aquellos que lleguen a ser salvos será a costa de indecibles sufrimientos producto de una permanente persecución del gobierno de la bestia. Muchos sufrirán por guardar el testimonio de Jesucristo y la palabra de Dios.
…los pastoreará, y los guiará a fuentes de agua viva; Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos…” vs. 17. Un gran consuelo de parte de Dios mismo recibirán los que salgan victoriosos de semejante tiempo de prueba y persecución.
Por ello y en cuanto a nosotros como iglesia del Señor, estos pasajes bíblicos deberían hacernos meditar muy seriamente sobre nuestro caminar en Cristo. Despojarnos de todo lo que impida nuestra comunión con el Señor y así estar siempre preparados para el momento del Rapto, recordando su amada Palabra. Ver: Hebreos 12:1-2.
En Lucas 21:36 dice: “36Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”.

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