Guía de Apocalipsis 10.-

El ángel con el librito

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. 2Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra” vs. 1-2.

Se produce una pausa entre el toque de la sexta y la séptima trompetas
“…vi descender del cielo otro ángel fuerte, envuelto en una nube…y su rostro era como el sol…”vs. 1. Aparece en el escenario profético un ángel fuerte, llevando un librito en la mano. Discernimos que por lo extraordinario de su apariencia puede tratarse de un arcángel o principal príncipe entre los santos ángeles de Dios, como el que llevó el mensaje al profeta Daniel. Ver: Daniel 10:13. En el ejército angelical del Señor existen grados de autoridad, siendo los de mayor rango los arcángeles, considerados como grandes. Vemos que el Señor los utiliza para situaciones muy especiales. Ver: 1 Tesalonicenses 4:16; Apocalipsis 5:2; Judas 9; Ezequiel 28:14. Este ser angelical poderoso desciende del cielo para anunciar al apóstol Juan los juicios divinos que aún serán desatados sobre la tierra.
“…tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra…” vs. 2. Si bien el contenido del rollo pequeño o librito, no es revelado en ningún otro lugar de Apocalipsis, es necesario considerar que se encuentra…abierto… Por tanto el librito abierto, contiene la revelación del Señor a su apóstol Juan en cuanto a la consumación de su plan eterno. El hecho de tocar el mar con un pie y la tierra con el otro, expresa su poder de control sobre mar y tierra respectivamente y delegado por Dios. Este arcángel será enviado en la misión específica de anunciar la consumación del Plan de Dios con toda la humanidad.

“Y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces 4Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas”. vs. 3-4
…clamó a gran voz…siete truenos emitieron sus voces…”vs. 3. La...gran voz…denota tanto la urgencia del mensaje, la forma sobrecogedora de hacerlo y de donde provenía el mensaje. La Bendita Presencia del Señor en el Antiguo Testamento se manifestaba muchas veces a través de voces y truenos. Ver: Éxodo 19:16.
“…cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces…sella las cosas…y no las escribas…” vs.4. Este pasaje bíblico demuestra que si bien el Señor en su misericordia revela a sus siervos lo que ha decidido hacer en relación con su pueblo y su creación toda; no es menos evidente que hay aspectos que se reserva en su sola potestad. Vemos que al apóstol Juan no se le permitió escribir las voces de los truenos. Nuestro Dios es Soberano y en su perfecta sabiduría considera lo que es necesario y suficiente que llegue a conocer su pueblo.
En Deuteronomio 29:29 dice: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”.
En Hechos 1:7 dice: “Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.

5Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, 6y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, 7sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas” vs. 5-7.

“…Y el ángel…levantó su mano al cielo…”vs. 5. El ángel de rango superior…levantó su mano…y ello denota el propósito de mostrar solemnidad e importancia por un juramento que está a punto de expresarse. Recuerda la misma proclama de otro ángel fuerte en los días del profeta Daniel. Ver: Daniel 12:7.
“…y juró por el que vive…que el tiempo no sería más…el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció…” vs.6-7. Definitivamente este juramento es en gran manera solemne. Comienza la última parte y se profetizan los más terribles juicios divinos que caerán sobre los moradores de tierra. Nuestro Dios es el Creador de todas las cosas. Ver: Colosenses 1:16; Hebreos 11:3; Juan 1:1-3. Él creó el cielo y todo lo que en él hay. Por ello como Dios Creador, tiene un plan específico y un propósito concreto con el mundo que ha creado. A esta altura de la Gran Tribulación el ángel fuerte anuncia la consumación del Plan de Dios. Por ello las palabras “...el tiempo no sería más...”, es decir, ya no habría mas demora en la consumación de los juicios divinos sobre una tierra madura de pecado y rebeldía contra Dios. La paciencia de nuestro Señor es grande pero en los días de la voz del séptimo ángel dará paso a los restantes juicios anunciados por profetas del Antiguo Testamento.
“8La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. 9Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. 10Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre. 11Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” vs. 8-11.

“…ve y toma el librito que está abierto…” vs. 8. El Señor ordena a su siervo Juan que tome el librito abierto en la mano del ángel. El rollo pequeño contiene la revelación de los restantes juicios divinos, que tendrían un cumplimiento inmediato.
“…y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito…toma y cómelo…”. Vs. 9. Al apóstol Juan se le ordena comer del librito, el que contiene la revelación de los juicios por venir en su última parte o las siete copas de la ira de Dios. Cuando se le dice que en la boca sería dulce y en el vientre amargo discernimos una combinación de bendiciones y juicios divinos. La palabra de Dios enseña que sus juicios y mandamientos descritos en su palabra, son verdaderos y justos, tan dulces como la miel cuando son oídos y obedecidos, pero también pueden ser como martillo que quebranta y fuego que consume, sobre el pecado y la maldad que deben enfrentar los incrédulos y rebeldes. Asimismo sería amargo en la revelación de los juicios y muy dulce al constatar que estos darían paso a la instauración del reino mesiánico sobre la tierra o el Milenio. Además la dulzura que el profeta experimenta en su boca sugiere su íntima satisfacción al confirmar las palabras la veracidad y exactitud del cumplimiento de las promesas de Dios respecto al establecimiento de su Reino Mesiánico sobre la tierra.
Ver: Jeremías 15:16; Salmos 19:9-10.
En Jeremías 23:29 dice: “¿No es mi palabra como fuego, dice el Señor, y como martillo que quebranta la piedra?”.
“…entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí…es necesario que profetices sobre muchos pueblos…” vs. 10-11. Como fiel profeta de Dios, Juan cumple las instrucciones que ha recibido: Toma el rollo pequeño de las manos del ángel y lo come y al hacerlo experimentó tanto la dulzura de éste como la amargura en su vientre. Se goza de recibir la revelación del Señor a través de comer el librito, pero más tarde y luego de discernir en el Espíritu, los juicios que vienen y lo que les esperaba todavía a los moradores de la tierra se amargó su vientre, como expresión de una profunda y entrañable tristeza. Esto nos recuerda a lo acontecido al profeta Ezequiel.
En Ezequiel 2:8; 3:1-3 dice: “Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy... Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. 2Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. 3Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel”.
Luego el apóstol Juan debía proclamar esto sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes. Al comerla prácticamente esta poderosa palabra profética, se había vuelto parte de su ser y no podía sino pregonarla.

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