Guía de Apocalipsis 16.-

Las siete copas de la ira de Dios

Se da inicio a las siete copas de la ira o siete plagas últimas

“1Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios” vs. 1

“…las siete copas de la ira de Dios…” vs. 1. La Gran Tribulación que empezó con la apertura y la activación del primer sello llega a su consumación. Los juicios divinos irán creciendo en intensidad conforme se desarrolla la segunda parte de la semana setenta, es decir los últimos tres años y medio de la era presente.

“2Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen” vs. 2.

“…y vino una úlcera maligna y pestilente…” vs. 2. Un juicio que se dirige directamente a los hombres que recibieron la marca de la bestia en sus manos o en sus frentes. En el lugar donde fueron marcados brotará una úlcera repugnante pues tendrá un olor nauseabundo o pestilente. Médicamente se sabe que una úlcera de estas características generalmente va acompañada de fuerte dolor. Una vez más encontramos un paralelo con los juicios divinos que cayeron en Egipto, registrados en el libro de Éxodo.
En Éxodo 9:10 dice: “Y tomaron ceniza del horno, y se pusieron delante de Faraón, y la esparció Moisés hacia el cielo; y hubo sarpullido que produjo úlceras tanto en los hombres como en las bestias”.
Lo que ocurrirá cuando sea derramada la primera copa de la ira de Dios, sin embargo, tendrá consecuencias mundiales, será sobre toda la tierra.

“3El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar” vs. 3.

“…murió todo ser vivo que había en el mar…” vs. 3. Cuando vimos los juicios de la segunda trompeta, Ver: Guía de estudio Apocalipsis 8:8, se trataba de la tercera parte de las aguas. En ocasión del derrame de la segunda copa se trata de todo el mar. Por ello es que constatamos que los juicios de la Gran Tribulación, aumentarán en intensidad conforme se vaya acercando al último de los juicios divinos que es la séptima copa de la ira de Dios.
Nuevamente encontramos un paralelo con lo acontecido en Egipto y registrado en el libro de Éxodo.
En Exodo 7:17-21 dice: “Así ha dicho Jehová: En esto conocerás que yo soy Jehová: he aquí, yo golpearé con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá en sangre. 18Y los peces que hay en el río morirán, y hederá el río, y los egipcios tendrán asco de beber el agua del río. 19Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra. Y Moisés y Aarón hicieron como Jehová lo mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre. 21Asimismo los peces que había en el río murieron; y el río se corrompió, tanto que los egipcios no podían beber de él. Y hubo sangre por toda la tierra de Egipto”.
La palabra de Dios enseña que lo que antes se escribió para nuestra enseñanza se escribió, (ver Romanos 15:4, 1 Corintios 10:6), de tal manera que podamos discernir que los juicios divinos llegan, únicamente debido la dureza del corazón humano, como manifestación del pecado que gobierna la vida de todo aquel que no se decide por Cristo para arrepentirse y obstinadamente se niega a obedecer la voluntad de Dios. Hoy por el momento se mantiene la paciencia de nuestro amado Dios en Jesucristo el Señor, no queriendo que nadie se pierda. Ver: 2 Pedro 3:9.

“4El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. 5Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. 6Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen. 7También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos” vs. 4-7.

“…y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre…” vs. 4. El juicio de la primera copa se refiere a la contaminación con sangre de los mares; el juicio de la segunda copa, se dirige a todas las fuentes de las aguas.
“…porque has juzgado estas cosas…ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos…” vs. 5-7. Las Escrituras nos hablan de la bondad de Dios, ver: Salmos 25:8; de su extraordinario amor, ver: 1 Juan 4:8, de su misericordia, ver: Salmos 103:8, pero también nos hablan de su perfecta y verdadera justicia. Los juicios divinos que caerán en el terrible tiempo de la gran tribulación a fin de castigar a los pecadores con la muerte, precisamente se origina en el principio espiritual de que su justicia divina debe ser satisfecha. Es muy importante discernir que los que no están de acuerdo con la justicia de Dios, no entienden la terrible maldad y posterior destrucción que provoca el pecado en los seres humanos. Siendo nuestro amado Dios, Santo y Justo, por necesidad, deberá, oponerse a la maldad y castigarla. Esto principio lo discernía David, cuando escribió uno de sus salmos. Ver: Salmos 51:4.
En Juan 3:19 dice: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”.
En el tiempo de la Gran Tribulación, debido a la terrible persecución que se desatará por parte del ejército de la bestia sobre todos los que se mantengan fieles al Señor y su Palabra, muchos llegarán a ser cruelmente asesinados.

“8El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. 9Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria” vs. 8-9.

“…fue dado quemar a los hombres con fuego…” vs. 8. Como una señal previa al cumplimiento pleno de este juicio divino ya en la actualidad conocemos a través de informes de los medios de comunicación, del permanente desvanecimiento de la capa de ozono que protege la tierra. Como consecuencia una gran ola de calor cubrirá la tierra y será tan insoportable que las personas llegarán a la blasfemia contra Dios. En el A. Testamento ya se profetizaron tales juicios divinos. El profeta identifica al día del Señor o gran tribulación como día ardiente como un horno.
En Malaquias 4:1 dice: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día vendrá los abrazará, ha dicho el Señor, Dios de los Ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
“…y no se arrepintieron para darle gloria…” vs. 9. Aún en medio del terrible juicio de Dios, los moradores de la tierra optarán por seguir en sus pecados y persistir en su rebelión contra el justo juicio de Dios. Es asombroso el grado que puede llegar el endurecimiento del corazón por el engaño del pecado.
“10El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, 11y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras” vs. 10-11.

“…derramó su copa sobre el trono de la bestia…” vs. 10. Cuando se derrame la quinta copa de la ira, afectará a todo el reino del anticristo, empezando donde se encuentre su trono es decir en el templo judío que será reconstruido, en Jerusalén, Todo el reino de la bestia se hundirá en profunda confusión ya que caerán densas tinieblas.
“…y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras…” vs. 11. Las úlceras que aparecerán en el lugar donde reciban la marca los moradores de la tierra les provocarán espantosos dolores al extremo de que llegarán a morderse sus lenguas. En su contaminación demoníaca producto de haberse entregado a la adoración de la bestia y su imagen, y al padecer terribles dolores blasfemarán contra Dios.
“12El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente. 13Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; 14pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. 15He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. 16Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” vs. 12-16.
Llega el Gran día del Dios Todopoderoso, la batalla de Armagedón
“…el sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates…” vs. 12. El río Eufrates, ocupa un lugar muy importante en el contexto de la palabra profética. Este río será secado para permitir que los ejércitos de las naciones del Oriente, puedan desplazarse al lugar donde se llevará a cabo el conflicto bélico más grande de la historia de la humanidad.
“…tres espíritus inmundos a manera de ranas…” vs. 13. La palabra de Dios, revela que tres espíritus inmundos saldrán del dragón, la bestia y el falso profeta, y luego de ejercer su poder demoníaco de seducción y convencimiento, conducirán a las naciones impías, al lugar llamado Armagedón. Los gobernantes de las naciones rebeldes, engañados por Satanás, a través de sus demonios en forma de ranas, confabularán juntos un plan demente que hundirá al mundo entero en un gran holocausto bélico.
“…y los reunió en un lugar que en hebreo se llama Armagedón… vs. 16”. Armagedón, será el centro de la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. La palabra profética, menciona que será un tiempo de mucho sufrimiento para Israel ya que Satanás y sus demonios, por la voluntad del Señor, juntarán a muchas naciones bajo la dirección del anticristo para hacer guerra contra el Señor Jesucristo, aunque en definitiva buscarán destruir la ciudad de Jerusalén. Es muy importante aclarar que este conflicto bélico no se limitará al valle de Armagedón en sí, sino que será una campaña militar con varias batallas y cuya área de conflicto muy posiblemente abarque todo lo largo y ancho de la tierra de Israel, aunque habrá una concentración de tropas en el mismo valle. Según Apocalipsis 14:20, el campo de batalla abarcará un área de 300 kilómetros, por lo que discernimos el conflicto comprenderá un área que abarcará desde el valle de Armagedón propiamente dicho hasta la ciudad de Jerusalén. Esta conflagración ocurrirá cuando falte muy poco para concluir el periodo de tres años y medio de la Gran Tribulación y concluirá cuando el Señor Jesucristo vuelva con su iglesia, para destruir la maldad, librar a Israel y su capital Jerusalén de una destrucción total e inaugurar el Reino Mesiánico de Mil años. La palabra profética menciona con frecuencia este conflicto mundial.
En Zacarías 14:1-9 dice: “1He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. 2Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. 3Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. 4Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur. 5Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. 7Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz. Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno. 9Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre”.
Ver: Jeremías 25:31; Sofonías 3:8.
ARMAGEDON
Esta expresión es en hebreo. Corresponde al lugar donde los reyes de la tierra y todas las naciones se reunirán para hacer guerra contra el Señor Jesucristo en el Gran día del Señor Dios Todopoderoso. La Biblia menciona pasajes históricos muy importantes de la vida de Israel que se desarrollaron en este lugar.
Ver Jueces 4:15, 5:19 y en 2 Reyes 23:29-30.
Geográficamente se ubica en la parte central del norte de la tierra de Israel y más propiamente a las faldas del Monte Carmelo. En los mapas aparece con los nombres de valle de Meguido y también valle de Jezreel. El profeta Joel, 800 años AC., inspirado por el Espíritu Santo de Dios, al profetizar esta conflagración bélica mundial, menciona al lugar donde se desarrollarán los acontecimientos finales con el nombre de valle de Josafat y en un sentido espiritual lo menciona como el valle de la Decisión.
En Joel 3:9-14 dice: “Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. 10Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. 11Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes. 12Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. 13Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos. 14Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión”.


“17El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. 18Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. 19Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira. 20Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. 21Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande” vs. 17-21.

Se derrama la séptima copa de la ira, la más terrible de todas
y la consumación de los justos juicios de Dios
“…el séptimo ángel derramó su copa…” vs. 17. El derrame de la séptima copa de la ira de Dios, cerrará el ciclo de juicios del tiempo final, antes de la instauración del Reino Mesiánico, donde nuestro amado Señor Jesucristo reinará sobre toda la tierra. Es notable que el séptimo ángel pronuncie la expresión ¡hecho esta! Es una afirmación de que los juicios divinos profetizados por el Señor en su palabra profética se cumplirán ineludiblemente todos. Por tanto con esta plaga postrera se consumará la ira de Dios, sobre el mundo impío y pecador.
“…un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás…” vs. 18. En el tiempo que se derrame la séptima copa de la ira de Dios, se producirá un terremoto mundial como jamás la humanidad conoció, ni conocerá. Es notable como el profeta Isaías, registra este terrible momento, setecientos años antes de Cristo.
En Isaías 24:20 dice: “Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado y caerá, y nunca más se levantará”.
“…y la gran ciudad fue dividida en tres partes…” vs. 19. La gran ciudad es Jerusalén que producto del efecto ocasionada por el derrame de la séptima copa se partirá en tres. De acuerdo con la palabra profética la ciudad de Jerusalén experimentará importantes cambios topográficos que coincidirán con la Segunda Venida del Señor con su iglesia. Ver: Zacarías 14:4. Este último juicio divino afectará a todas las ciudades de las naciones de la tierra y en general a todo el sistema que hoy conforma la Babilonia religiosa y política en todo el mundo. Las ciudades que hoy, se ufanan orgullosas de constituirse en verdaderas metrópolis y en las que abunda la depravación y toda forma de pecado; caerán.
“…toda isla huyó y los montes no fueron hallados…un enorme granizo como el tamaño de un talento…”. Desaparecerán las islas y los montes de la tierra producto de la séptima copa. Esto marcará un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad. Asimismo un granizo de enormes proporciones, caerá sobre la tierra. Este tiene el tamaño de un talento. Realmente será algo espantoso. Mucho más si consideramos que un talento equivale a un peso de 34 Kg. El enorme granizo que caerá, provocará una destrucción sin igual. Los moradores de la tierra blasfemarán en contra del Señor. Ver Isaías 28:17; Job 38:22-23.
Todo esto como antesala a la instauración del Reino Mesiánico o Milenio.

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