TEMA Nº 3



                               El crecimiento cristiano
                           Las ocho facetas del crecimiento cristiano

1Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: 2Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 3Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; 5vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 10Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 11Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.                  2 Pedro 1:1-11                                                                                

Habiendo decidido en tu corazón ser un verdadero discípulo del Señor es muy importante que crezcas espiritualmente todos los días. El nuevo nacimiento es la experiencia de la conversión a fin de morir a la antigua forma de existencia y el comienzo a una nueva vida en Cristo Jesús.
Para ello debes permitir una permanente y diaria relación con Cristo, comprendiendo su Palabra y así tu vida cristiana será cada día fortalecida más y más.

FE
EL DON PRECIOSO DE DIOS

La fe es la llave, que nos abre la puerta hacia Dios. Si has aceptado a Jesucristo en tu vida es por fe. A través de un acto voluntario pusiste todas tus esperanzas de una vida eterna en El. Ese momento el Señor entró en tu vida y puedes comenzar a vivir una vida cristiana en El. Esto es lo que se llama crecer en la fe todos los días.
Las Escrituras muestran un pasaje bíblico donde definen la fe: Hebreos 11:1.
En este pasaje se menciona la certeza. Esta palabra viene del griego “jupóstasis” que significa sustancia o la realidad de algo. Por tanto fe será dar como real algo que todavía esperamos. Las Escrituras afirman que nuestro Señor llama a las cosas que no son como si fuesen – Ro. 4:17, por ello debemos no solo creer en Dios sino creerle a Dios que sus promesas para nosotros son el SI y el AMEN 2 Corintios 1:20.
Así también el pasaje de Hebreos 11:1, menciona la convicción. Deriva del griego “élenjos” que significa demostración. Por tanto tener fe será estar tan seguro de algo que no necesitemos mayor demostración. Uniendo los dos conceptos: certeza y convicción, fe será dar por hecho algo que esperamos aunque no lo tengamos todavía. Es dar por cierto algo que no vemos o no podemos comprobar con nuestros sentidos físicos. Este principio lo enseñó nuestro Señor y se registra en el evangelio de Marcos 11:24.

¿Cuál es la base de nuestra fe?

La base de nuestra fe se encuentra en las Santas Escrituras, la Biblia o la Palabra de Dios, que son revelados por Dios mismo y comprobados por la experiencia cristiana.
Ver: Romanos 10:17; Lucas 1:37;  Números 23:19.
¿La fe es un don o regalo de Dios?

Por la misericordia de Dios la fe es un don o un regalo del Señor.
Ver: Efesios 2:8-9.

¿La fe en sí tiene poder?

La fe salvadora tiene que estar basada en la Palabra de Dios y sus promesas. Muchas veces se escucha decir “…no importa en lo que creas si tienes fe es suficiente”, o “…con fe todo se logra”.
Para que se cumpla Hebreos 11:6, es necesario que nuestra fe esté de acuerdo con la voluntad de Dios.
Revisa los siguientes pasajes bíblicos: Juan 14:13-15; 15:16.

¿Se puede crecer espiritualmente en la fe?

Nuestro Señor enseñó claramente que el alimento eficaz es la Palabra de Dios. Para crecer es necesario alimentarse diariamente de la Palabra de Dios. Un verdadero discípulo del Señor hará esto todos los días.
Ver: Mateo 4:4; Juan 17:17; 2 Timoteo 3:15-17; Salmos 119:11, 105; 1 Pedro 2:2-3.

VIRTUD
EL COMPORTAMIENTO CRISTIANO

Los discípulos del Señor tienen normas de conducta diferentes al resto del mundo.  La nueva vida cristiana de fe se basará en valores independientes de la vida anterior aún si en esta se tuvo altos niveles morales de conducta.
Ver: Lucas 18:10-14; Filipenses 3:7-9.
Al escudriñar las Escrituras todos los días se irá encontrando nuevas formas de conducta acordes con la voluntad de Dios agradable y perfecta. Buscar permanentemente la llenura del E. Santo que nos ayuda en nuestra debilidad. Las Escrituras enseñan la necesidad de buscar la guía del Espíritu Santo en nuestro vivir cotidiano – Romanos 8:14.

¿La tentación viene de Dios? ¿En sí misma la tentación es pecado?

La tentación es la seducción de la carne o naturaleza caída que en el cristiano lo induce a desobedecer a Dios. Ninguna tentación viene de Dios sino del maligno. Satanás tienta para destruir; nuestro amado Dios prueba a sus hijos para sacar de ellos lo mejor. Del trato dado a las piedras salen las piedras preciosas.
La tentación en sí misma no es pecado. Nuestro Señor fue tentado en el desierto y jamás pecó.
Ver: Santiago 1:12-15.

¿Es posible vencer la tentación por esfuerzo propio?

Nuestro Señor nos da el ejemplo para vencer la tentación. Cuando el tentador trato de hacerlo caer  en el desierto lo rechazó utilizando la Palabra de Dios – Lucas 4:1-13. Por cuanto nuestro Señor fue tentado en los días de su ministerio en la tierra nos ayuda y nos da la salida cuando somos tentados. Nadie podrá por sí mismo vencer la tentación. Las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Cristo Jesús. Las Escrituras mencionan la armadura de Dios.
Ver: 1 Corintios 10:13; Proverbios 4:14-15; 2 Corintios 10:3-4; Hebreos 2:17-18; Efesios 6:13-17; Santiago 4:7.

¿La tentación empieza en los pensamientos?   
La tentación empieza en los pensamientos y por ello las Escrituras enfatizan el hecho de que el discípulo verdadero del Señor debe cuidar su mente y sus pensamientos. Lo que se fija en su mente, su visión del mundo, sus creencias y valores son muy importantes. Todo esto afectará en sus acciones futuras. Por ello enseña la necesidad de renovar nuestro entendimiento.
Ver: Romanos 12:1-2; 1 Corintios 2:16; Filipenses 2:14-15; Efesios 4:17-2; Romanos 8:5-6.

¿La conducta de un verdadero discípulo deberá manifestar gozo? ¿Qué diferencia existe entre gozo y alegría?

El Señor manifiesta en su Palabra que había venido a traer vida abundante a los que creyeran en El. Esta vida abundante se expresa en el gozo interior que experimenta el verdadero discípulo que vive en obediencia al Señor. Esta obediencia expresa el amor del discípulo a su Señor y provoca que viva en permanente comunión o intimidad con El. Vivir en la práctica de pecados deliberados provoca que el gozo desaparezca y sea reemplazado por un permanente sentimiento de culpa y a la postre el alejamiento del Señor y la correspondiente dureza de corazón. Nuestro Señor trajo a los que creen en El una verdadera vida abundante que se expresa a través del gozo espiritual. El verdadero gozo espiritual es independiente de las circunstancias externas. La alegría carnal está en función de si las circunstancias de la vida son favorables o no. Por ello el apóstol Pablo aún en circunstancias sumamente adversas como la de encontrarse en la cárcel de Filipos pudo incentivar a que la iglesia se regocijase o se goce en el Señor.
Ver: Juan 10:10; Hebreos 1:8-9; Salmos 100:1-5; Filipenses 4:4; Juan 16:22.

CONOCIMIENTO
EL CONOCIMIENTO PERSONAL DE DIOS

El conocimiento de Dios, se logra a través de una permanente búsqueda en oración y lectura de la Palabra de Dios. La oración es un diálogo y no un monólogo. El cristiano habla a su Señor en oración y el Señor le responde a través de su Palabra. Otra forma que el Señor utiliza para hablar a sus hijos es imprimiendo ideas en su mentes a medida que oran. A través de su Espíritu Santo convence de pecados, calma ansiedades, da seguridad y completa paz, guiando en las decisiones correctas sobre asuntos expuestos en su Presencia.

¿El Señor desea que lo conozcamos?

En la oración que nuestro Señor hace por su iglesia, manifiesta claramente su deseo de que conozcamos al Padre y a su Hijo Jesucristo que había enviado – Juan 17:3.
A nuestro Dios se lo va conociendo conforme se crece en la fe del Hijo de Dios.

¿Una persona que no ha nacido de nuevo puede conocer al Señor a través de la sabiduría humana?

Las Escrituras aclaran que muchas veces el incrédulo o no convertido al Señor habla de cosas que no conoce y por eso llegan a blasfemar. A través de la sabiduría del mundo el hombre nunca podrá conocer a Dios sino hasta que se convierta y su mente sea transformada por el Espíritu Santo y a través de El le llegue la revelación divina. Por ello es de suma importancia que el discípulo haga todo lo posible por buscar permanecer a cuentas con el Señor, cuidar su corazón, vivir en santidad. Como recompensa para los que lo buscan el Señor promete revelarles su voluntad agradable y perfecta para que El pueda actuar a través de ellos.
Ver: Judas 10; 1 Corintios 1:20-24; 1 Juan 2:20, 27; Proverbios 4:23; Romanos 12:1-2; Jeremías 33:3; Hebreos 13:21; Salmos 32:8.

DOMINIO PROPIO
EL CONTROL DE UNO MISMO

Esta característica propia del crecimiento cristiano se desarrolla conforme el discípulo del Señor aprende en El. La vida cristiana es una escuela donde los que se encuentran en ella van aprendiendo del ejemplo perfecto que es el Señor Jesucristo – Mateo 11:29. Es necesario que el discípulo del Señor recuerde siempre que el dominio propio no se conseguirá automáticamente sino a través de rendir la vida al Señor diariamente. En su amor y gracia el Señor nos ayuda en este intento diario. El dominio propio se expresa a través de la moderación o la prudencia en las acciones. Al discípulo que permanentemente reconoce que Cristo vive en El le será más fácil el controlarse a sí mismo. El mundo tiene los ojos puestos en aquel que ha decidido firmemente ser un verdadero discípulo del Señor. Muchas veces la familia o los amigos no entenderán lo que Dios está haciendo en la vida del discípulo pero su crecimiento espiritual a través del dominio propio al final habrá de mostrarles que Dios esta obrando en su vida. El dominio propio viene como resultado o fruto de ser lleno del Espíritu Santo de Dios. Una recomendación del apóstol Pablo a su discípulo Timoteo fue el de recordarle que el Señor no nos dio espíritu de cobardía, sino de amor, de poder y de dominio propio.
Ver: Hechos 4:13; Hebreos 12:1-2; Gálatas  5:22-23; 2 Timoteo 6:7-8.

¿El Señor enseñó la mansedumbre? ¿Cuál la diferencia con humildad?

Nuestro amado Dios en Jesucristo el Señor, nos enseña en su Palabra la mansedumbre que es sinónimo de humildad. La mansedumbre viene a ser poder bajo control. Nuestro Señor enseñó con el ejemplo puesto que El mismo se humilló voluntariamente y en su ministerio en la tierra manifestó su corazón manso y humilde muchas veces. Pudiendo responder mal con mal y violencia con más violencia siempre esperó en el Padre ya que vivió en perfecta obediencia a El. El dominio propio es de tanto valor que la Biblia lo compara de más valor que aquel que conquista una ciudad.
En las Escrituras tenemos claros ejemplos de esta disposición.
Ver: Juan 18:19-23; Lucas 9:52-56; Romanos 12:17-19; Filipenses 2:5-8; Proverbios 16:32.

¿El dominio propio se relaciona con lo que hablamos?

El apóstol Santiago enseña inspirado por el Espíritu Santo que el dominio de la lengua es algo de gran importancia en el dominio propio. Destina todo un capítulo para hablar de la lengua y sus implicaciones – Santiago 3. Por ello un verdadero discípulo del Señor cuidará su forma de hablar y su comportamiento delante de otros para no ser tropiezo de nadie.
Ver: Santiago 3:13.
PACIENCIA
EL APRENDER A ESPERAR EN DIOS

En la vida cristiana se destaca el aprendizaje a saber esperar en Dios. En la vida antigua se ha podido ser impulsivo y muchas veces desordenado en la manera de vivir. El Señor nos enseña a esperar en El y reconocer su tiempo en nuestras vidas. El kyros de Dios no es el kronos  de la vida humana. En varias oportunidades el Señor hizo conocer este principio en los evangelios.
Ver: Juan 2:4; Hechos 1:7.
Un verdadero discípulo del Señor buscará imitarlo ya que nuestro amado Dios es sumamente paciente, bondadoso y tierno con nosotros. El discípulo aprenderá a esperar en el Señor, y pondrá delante de El todos sus problemas y dificultades sabiendo que el Señor tendrá cuidado de ellos y responderá en su debido tiempo.
Entre los discípulos del Señor figura el apóstol Pedro que en principio era sumamente impulsivo. No era paciente y prometía  y hacía cosas a la ligera. En la escuela del Señor aprendió y creció en el conocimiento del Señor.
Ver: Salmos 37:7-8; 40:1; Lucas 22:33; Juan 18:10; 1 Pedro 5:10; 2 Pedro 3:18.

¿Las pruebas ayudan para que podamos tener paciencia y crecer espiritualmente?

Muchas veces el discípulo del Señor se verá enfrentado a diferentes pruebas. Como estas vienen o son permitidas por el Señor cuando el discípulo las enfrente irán creando en su interior paciencia
Ver: Santiago 1:3; 1 Pedro 1:6-7.
PIEDAD
LA FORMACION DEL CARÁCTER DE DIOS EN UNO MISMO

Las Escrituras enseñan la importancia de cuidar nuestros pensamientos. El apóstol Santiago refiere precisamente que todo pecado se inicia precisamente en los pensamientos. Cristo nos dio el poder para tener pensamientos puros. El cristiano tiene la responsabilidad de cuidar sus pensamientos. Deberá vigilar y estar atento a lo que piensa. A medida que llena sus pensamientos de cosas buenas y agradables a Dios aprenderá cada vez más a amar lo que Dios ama y aborrecer lo que El aborrece.
Ver: Santiago 1:14-15.
AFECTO FRATERNAL
EL AMOR A LOS HERMANOS EN LA FE EN CRISTO

Un mandamiento importante mencionado en las Escrituras es el amor que debe existir entre los hermanos de la familia de la fe.
En los días de su ministerio de salvación en la tierra nuestro Señor enfatizó este aspecto entre sus discípulos. El afecto fraternal o amor entre los hermanos en la fe deberá expresarse en el deseo de servicio al hermano. El pasaje en los evangelios que registra el momento del lavado de pies por parte del Señor a sus discípulos muestra como debe ser nuestra disposición a servirnos entre hermanos.
Ver: Salmos 133:1; Juan 13:1-15; Gálatas 6:10.

¿El aborrecer a los hermanos es tan grave como el homicidio?
Las Escrituras mencionan la gravedad que consiste en aborrecer al hermano – 1 Juan 3:15. Se considera como un homicidio.

¿Al amar a nuestro hermano manifestamos nuestro amor a Dios?
Este principio se encuentra en una de las cartas del apóstol Juan, llamado el discípulo amado. No podemos decir verdaderamente que amamos a Dios si no amamos a nuestros hermanos en la fe.
Ver: 1 Juan 4:20-21

AMOR
EL AMOR A DIOS PARA AMAR A LOS DEMAS

El amor es una de las palabras menos comprendidas del mundo. Muchas veces se entiende de diferentes maneras el amor. En el mundo generalmente se limita el concepto al amor de pareja o amor romántico. En otras circunstancias se confunde el concepto del verdadero amor con pasión de concupiscencia que las Escrituras condenan abiertamente. Nuestro Señor muestra en las Escrituras como debe ser el verdadero amor. El amor de Dios manifestado en sus verdaderos discípulos tiene como una primera característica el hecho de DAR. Por tanto el amor es DAR. El corazón de las Escrituras registran esta preciosa verdad en uno de los pasajes bíblicos más conocidos por el pueblo de Dios – Juan 3:16. Por amor Dios dio lo que mas amaba, a su Hijo Jesucristo. Por tanto un verdadero discípulo primero se dará el mismo a Dios por entero y luego en ese amor de corazón a Dios el Señor le enseñará a amar verdaderamente a sus hermanos en la fe y a su prójimo en general. La carta del apóstol Pablo a los corintios define lo que a veces se llama la radiografía del amor. A diferencia del amor frecuentemente conocido entre amigos – fraternal; entre padres e hijos – filial o entre parejas de novios o esposos – eros que en definitiva son condicionales, responden a la lógica humana de “…te amo por que mereces mi amor…” o “…te amo en tanto correspondas a mi amor…”. En respuesta a este amor condicional y susceptible de terminar surge el verdadero amor de Dios – ágape que es incondicional, generoso y eterno. Responde a la expresión divina de “…yo te amo aún cuando tu no me ames” y “en mi amor te enseñaré amar a otros”. Existe una maravillosa promesa para sus discípulos que practiquen este mandamiento en sus vidas, tendrán la Presencia manifiesta de Dios en sus vidas siempre.
Ver: 1 Corintios 13:1-7; Juan 15:13; Deuteronomio 10:12; Juan 14:23; Efesios 5:1-2.

Entre los mandamientos mas importantes en encuentra al amor a los hermanos

A la pregunta que le hizo un religioso al Señor acerca del mandamiento mas grande la respuesta del Maestro fue el de amar primero a Dios y luego a nuestro prójimo.
Si bien el Señor nos manda amar a nuestro prójimo enfatiza el hecho de que el mundo sabría que somos verdaderamente sus discípulos en el amor que nos tengamos los unos a los otros. Aún mas menciona que el que no ama no ha conocido verdaderamente a Dios.
Ver: Mateo 22:35-40; Juan 13:34-35; 1 Juan 4:7-8.



TEMA Nº 2



                               El nuevo nacimiento

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”   Juan 3:3

La doctrina del nuevo nacimiento, es fundamental dentro del verdadero cristianismo. Todo ser humano necesita experimentar el nuevo nacimiento para poder ver el reino de Dios y ser salvo, por medio del Señor Jesucristo, recibiendo la vida eterna.

¿…Qué es el nuevo nacimiento…?

Es una nueva creación y verdadera transformación o conversión de la persona a través del Espíritu Santo de Dios,
Es mediante el proceso de la conversión que se le imparte al corazón de la persona la vida eterna de Dios que lo convierte en un hijo de Dios y una nueva criatura para vivir una vida nueva.
Ver: Juan 3:6; Tito 3:5.
El Señor Jesucristo enseña a en este pasaje, que una cosa es nacer de padre y madre en el nacimiento natural que experimentamos todos los seres humanos y otra es nacer del Espíritu Santo de Dios, que es el nuevo nacimiento.

¿…Por qué es necesario alcanzar la salvación en Cristo Jesús…?

Nuestro Dios, ha provisto a su amado hijo Jesucristo, para que todos podamos alcanzar la salvación eterna, que solo se consigue recibiéndolo en el corazón como Señor y Salvador. Hace dos mil años atrás vino por primera vez a salvar lo que estaba perdido. La Biblia registra de una manera maravillosa esta preciosa verdad.
Ver: Juan 3:16.
Esto significa que la persona puede perderse si no participa del nuevo nacimiento.

¿…Qué significa perderse…?

Significa quedar separado para siempre de la presencia del Señor; y por tanto ser echado al infierno o lugar de tormento eterno. La Biblia enseña la existencia del infierno, que es el lugar preparado inicialmente para el diablo y sus ángeles caídos o demonios. El hombre cometiendo toda clase de pecados se hace esclavo del diablo y de la misma forma va a parar a este lugar. Nuestro Señor Jesucristo enseñó acerca de este terrible lugar. La muerte espantosa que tuvo que sufrir en la cruz del Calvario, fue precisamente para que todos aquellos que lo reciban como Señor y Salvador de sus vidas sean librados de ir al infierno.
Ver: Mateo 5:29; 25:41.

¿…Qué es el pecado?... ¿Somos todos pecadores…?

El pecado es desobediencia a la voluntad de Dios y es lo que provoca que las personas estén muertas espiritualmente o separadas de Dios. En realidad todos los seres humanos, nacen en pecado y heredan la naturaleza caída de sus padres. La Biblia enseña que esta naturaleza pecadora viene heredada desde la caída del primer hombre y la primera mujer. Adán y Eva desobedecieron al mandato del Señor. Por ello es necesario nacer de nuevo del Espíritu Santo de Dios, para recibir la vida eterna. Todos los seres humanos en su naturaleza humana se encuentran en un estado pecaminoso y siendo pecadores son incapaces de obedecer y agradar a Dios. ¡El pecado separa al hombre de Dios!
Ver: Romanos 3:10-12, 23; 6:23; 5:12; Salmos 51:5.


¿…Existe alguna salida o solución para la humanidad…?

Nuestro amado Dios a provisto en Jesucristo, la salida para solucionar el problema del pecado.
En Romanos 5:8 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.

¿Es necesario primero estar preparado para poder convertirse o primero hacer buenas obras? 
                                                                              
La salvación en Cristo Jesús, a través del nuevo nacimiento, que Dios ofrece, es totalmente gratuita o por gracia. Frecuentemente el hombre busca de alguna manera ganar su salvación a través de obras o actos piadosos. La Biblia enseña que la misericordia del Dios Todopoderoso es tan grande que ha provisto gratuitamente la salvación para aquel que lo acepte. Únicamente es necesaria la fe.
Ver: Efesios 2:8-9.

¿Que  es la fe salvadora?

Es creer en la bendita Palabra de Dios, que enseña que hace dos mil años, nuestro Señor Jesucristo se hizo carne y habitó entre nosotros y murió en la cruz del Calvario para que por su sangre derramada, nuestros pecados sean perdonados y totalmente borrados. El Señor tuvo que padecer insultos, golpes, latigazos y el ser clavado en una cruz por nosotros. Esto fue profetizado 700 años antes de que ocurra por el profeta Isaías Como una demostración de fe en esta palabra la persona debe proceder al nuevo nacimiento aceptando al Señor Jesucristo como Señor y Salvador de su vida y de esta manera encontrar salvación eterna.
Ver: Isaías 53:4-5; Juan 1:14, 29.

¿Cuando se nace de nuevo uno se convierte en hijo de Dios? ¿Acaso no somos todos los seres humanos de la tierra hijos de Dios?
                                                                                                           
Una mentira frecuente de la religiosidad es hacer creer a la gente que todos los habitantes de la tierra son hijos de Dios. La Palabra de Dios enseña claramente que solo los que aceptan al Señor Jesús en sus corazones tienen la facultad de ser hechos y llamados hijos de Dios.
Ver: Juan 1:12-13; 3:1.
Todos nacimos de la voluntad de nuestros padres naturales. Sin embargo el nuevo nacimiento se da por el Espíritu de Dios y la voluntad del Señor.

¿Cuándo se ha nacido de nuevo y se vuelve a pecar que ocurre?

Cuando no se conoce al Señor, se peca deliberada y fácilmente. No hay temor de Dios y tampoco se lo ama de corazón. Una vez que la persona se convierte al Señor o nace de nuevo, puede llegar a pecar por descuido o haber sucumbido a una tentación del diablo, sin embargo, la situación ya no es igual que antes de haber conocido al Señor. El nuevo convertido siente tristeza cuando cae en pecado y busca rápidamente ponerse a cuentas con el Señor. Conforme va creciendo en el Señor, irá apreciando cada vez más, el vivir en santidad, porque esto lo mantiene en comunicación con el Señor y puede experimentar Su divina Presencia en su vida. El pecado ocasiona que se rompa esta comunicación. El arrepentimiento devuelve el gozo y el experimentar la presencia del Señor nuevamente. Por la misericordia de Dios, tenemos en nuestro Señor Jesucristo un abogado que intercede por nosotros.
Ver: 2 Corintios 7:10; 1 Juan 2:1; 1 Juan 1:7, 9.

¿Para nacer de nuevo es necesaria una oración?

La Palabra de Dios enseña que todo aquel que invoca el nombre del Señor Jesucristo, será salvo. Esta invocación se hace únicamente por el Espíritu Santo de Dios, ya que nadie puede llamar a Jesús, Señor sino por el Espíritu Santo.
Ver: Romanos 10:13; 1 Corintios 12:3.
La Palabra de Dios enseña que para que una persona pueda conocer a Jesucristo personalmente, necesita confesarlo con la boca, en una sencilla oración. Al mismo tiempo, creer, en lo que el Señor hizo por nosotros al morir en la cruz del Calvario; arrepentirse, de todo pecado cometido hasta ese momento y desear sinceramente una vida nueva en Cristo Jesús. La voluntad de Dios es que nadie se pierda si no que todos se arrepientan.
Ver: Romanos 10:9-10; 2 Pedro 3:9; Ezequiel 18:23; 33:11.

Modelo de oración para nacer de nuevo:
Padre amado, en el nombre de Jesús de Nazareth, me acerco a ti para pedirte perdón por todos mis pecados cometidos hasta hoy. Reconozco que el Señor Jesucristo murió por mí en la cruz del Calvario y por su sangre preciosa puedo ser perdonado y limpiado de todos mis pecados. Gracias Señor por tu amor maravilloso. En este momento abro la puerta de mi corazón y te recibo como mi Señor y mi único Salvador. ¡Señor amado, lléname de tu Espíritu Santo! Decido de hoy en adelante vivir una vida conforme a tus mandamientos establecidos en tu Palabra, la Biblia. Inscribe mi nombre en el Libro de la Vida del Cordero.
Gracias, Padre, en el nombre de Jesús, amén.
¡Naciste de nuevo! ¡Te felicito! ¡Bienvenido, a la familia de Dios!